La doble presencia: El Riesgo Psicosocial que afecta más a las mujeres profesionales.

Es un hecho que, si bien se ha trabajado mucho en la equidad de género, todavía las responsabilidades del hogar y niños, sigue recayendo más en las mujeres. No es nada fácil cumplir con las demandas que tiene la organización, que de por sí ya implica esfuerzo y estrés. A eso sumarle las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Realmente, puede ser agotador.

Pero, ¿Qué es la doble presencia? Imagina que mientras trabajas estás gestionando cosas del hogar y cuando estás en el hogar realizas actividades del trabajo. La doble presencia se define como aquella situación donde la persona se hace cargo de dos grandes responsabilidades de manera simultánea, y donde tiene la sensación de que no puede concentrarse ni en la una ni en la otra. Es un mito que puedas olvidarte de los problemas o asuntos personales mientras trabajas. Eso implica que puedas controlar tu mente, y es casi imposible.

La incompatibilidad de horarios entre las exigencias profesionales y familiares es algo que ahonda mucho más el problema, tomando en cuenta que los niños tienen horarios fijos de entrada y salida en las respectivas escuelas, y a veces la labor de irles a dejar o a retirar se complica enormemente por los tipos de trabajo. Ahora con las clases virtuales el problema se ahonda más. El tema de la comida es otra preocupación, dado que no siempre se puede ofrecer alimentos de calidad y el tiempo de preparar alimentos es limitado. Estas situaciones estresan mucho a las madres, que quieren estar seguras del bienestar de sus hijos.

¿Qué es lo que pasa y por qué sufren principalmente Doble Presencia las mujeres?

En Psicología del Desarrollo uno de los peores miedos de las mujeres que tienen hijos es el de ser malas madres. Y justamente el cumplir con las exigencias del trabajo en detrimento de sus responsabilidades familiares provocan sentimientos de ansiedad, culpa y tristeza. Otro grupo que se ve afectado es el de los abuelos. De alguna forma, son obligados a cuidar a sus nietos a tiempo completo, y muchas veces no gozan de la salud física y mental que requieren para ese trabajo.

Si observas los casos de madres solteras el problema es mucho más dramático. Son penosos los casos donde éstas contratan a guarderías por 12 horas, o dejan a sus hijos al cuidado de amigos o vecinos tomando los diferentes riesgos a los que pueden estar expuestos los niños. A esto se suma el golpe psicológico que reciben cuando sus hijos se acostumbran más a estar con sus cuidadores que con sus madres. También debo mencionar que el Riesgo de la doble presencia se acentúa mucho más en mujeres de condición socioeconómica media y baja. Las mujeres que tienen posibilidades económicas pagan a alguien más para que les ayude con esa tarea, y de algún modo trasladan ese problema a otras mujeres que, a su vez, se cargan de obligaciones. Como ves, son situaciones extremadamente complicadas. Algunas empresas, por su parte, evitan contratar a mujeres en general para evitarse “los inconvenientes”.

Según el psicólogo Levinson, las mujeres experimentan los llamados “sueños escindidos”. Mientras que el hombre se puede concentrar en su carrera profesional, la mayoría de mujeres no. Por un lado, quieren el éxito profesional, y por otro dedicarse a su familia. Las mujeres de negocios, incluso, luego de tener su primer hijo desean estar más tiempo en el hogar; es decir, que ambas cuestiones pueden parecer incompatibles. Una explicación de por qué más hombres están en los cargos directivos puede ser que las mujeres absorben más responsabilidades, y cuando son madres de algún modo interrumpen su carrera por los tiempos de maternidad y lactancia, y eso en el campo laboral puede restarles oportunidades. He visto también cómo mujeres talentosas rechazan opciones laborales muy buenas debido a los viajes o reuniones constantes que les impediría estar con sus hijos.

Los efectos negativos de la doble presencia en mujeres se pueden resumir en una mayor dificultad para insertarse laboralmente, reducción de oportunidades de crecimiento o ascenso, menores ingresos y el aumento de un mayor subempleo. No es de sorprenderse que varias organizaciones discriminan a mujeres por ser, entre comillas, más complicadas y costosas.

Las madres que regresan a sus labores, luego de su período de maternidad, también experimentan sentimientos de ansiedad, tristeza y culpa por dejar a su hijo o hija al cuidado de otra persona, sumado a las exigencias de cuidados que requiere un bebé y la falta de sueño. La lactancia es otro problema. La producción de leche materna produce dolor y se corre el riesgo de que se seque. En varias organizaciones, no existen lugares apropiados para realizar la recolección de leche y eso produce un estrés adicional.

¿Qué podemos hacer?

Para intervenir los casos de Doble Presencia es necesario que trabajes en una cultura organizacional basada en resultados y no en horarios, donde se establezcan claramente los indicadores de gestión y la contribución de los puestos de las personas a los objetivos organizacionales, de esa manera puedes aplicar esquemas de teletrabajo. Por supuesto, no en todos los puestos se puede aplicar este esquema, pero en lo posible hazlo. Evita organizar horarios rotativos; es mejor que proveas horarios fijos a las personas para que puedan organizarse de esa manera. Realiza convenios empresariales con guarderías o escuelas que queden cerca de la organización para dar facilidades a las madres. Estos convenios son a veces más valorados que un alza salarial. Si te permite el presupuesto, incluso puedes crear un espacio de guardería dentro de la organización.

Para madres que regresan de su período de maternidad, dales el espacio adecuado para que puedan recolectar su leche materna. Si es posible, mantén la flexibilidad para que puedan realizar video-llamadas y se respete estrictamente su horario de salida. Realiza proyectos de apoyo social con los mismos equipos de trabajo para identificar ideas que puedan ayudar a la madre a concentrarse más en el bienestar de su hijo.

Trabaja en políticas de equidad de género donde se tome en cuenta las problemáticas de las mujeres y se les dé el apoyo necesario para que puedan ascender dentro de la organización. Las grandes multinacionales han desarrollado muy buenas prácticas que podrías tomarlas de ejemplo. El apoyo social también es muy necesario; trabaja de cerca con madres solteras o aquellas que tienen complicaciones y dales opciones. Brindarles herramientas de planificación e inteligencia emocional puede ayudar también enormemente. Una estrategia que da buenos resultados es realizar talleres de sensibilización donde se incluya a las familias y se establezcan acuerdos. La tarea de equidad de género también es un menester del gobierno y de los medios de comunicación. Entre todos, se encuentra una solución.

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Adaptado del autor: Pablo Herrera Marvit

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